14 set. 2006

La bodega de las chinas Wong

Hace 60 años mi bisabuela Rosa Wong de Jo tenía una bodega en una esquina de la Plaza de Armas de Chulucanas (Piura), conocida como 'la bodega de las chinas Wong' y también una dulcería. Desde su puerta podía ver esa Plaza llena de algarrobos, con chilalos cantando, campesinos con sus burritos vendiendo leche, otros recién bajaditos de la sierra con alforjas ofreciendo quesos, natillas; tamaleras gritando a todo pulmón 'tamalitos calientes'. Fue hace 60 años cuando no había pistas ni televisión.

La 'mami Rosa', como la llamaban a mi bisabuela, tenía tantas comadres y tantos ahijados que la visitaban y le llevaban a regalar desde copuces, cebiches y dulces. En su horno de barro preparaba los panes con ayuda de sus hijas que luego los ofrecía, bien calientes a su clientela. También horneaba pavos para celebrar un acontecimiento. En su dulcería vendía desde tortas, postres, panes, 'roscas de muertos', los 'angelitos', chumbeques, etc.

Sus hijas acostumbraban ir a visitar a las comadres 'chicheras' de mi bisabuela, para ayudar a preparar la chicha de jora. En esa época no lo hacía como en estos tiempos. Se acostumbraba a mascar el maíz en la propia boca para luego escupirlo en los cántaros para que se fermenten. El resultado, una chicha de jora más deliciosa y rica, según recuerdan ellas.

Como eran descendientes chinos, mi familia solía preparar comida del oriente. No lo hacían para venderlo, tan sólo era para ellos. Preparaban exquisitos platos a base de salsa de soja y kion. No obstante, la comida típica del lugar, que es picante y extremadamente sabrosa, también les agradaba. Hoy recuerda una de mis tías abuelas al copus (tipo pachamanca) como uno de los platos más agradables y entrañables. No lo preparaba cualquiera. Eran expertas cocineras piuranas qué lo hacían tan sólo los domingos por la tarde. Ese saborcito del camote y la carne cocida bajo tierra es difícil de olvidar, afirma.


Por su lado, mi bisabuelo, Ricardo, que era un fotógrafo de la época, le gustaba ir de cacería. Iba al campo para cazar palomas y luego dárselos a su esposa para que prepare deliciosas sopas y estofados.

Mágicos momentos vivieron ellos, mis bisabuelos, a quienes me hubiese encantado conocerlos.

2 comentarios:

::Alejandro:: dijo...

Lindo, es la única palabra que me viene a la mente al leer este relato.

Saludos,

Alejandro
Peru Food

Kateryn dijo...

Muchas gracias por tus palabras. Felicitaciones por tu blog. Qué bueno que informes sobre la cocina peruana y sobre todo en inglés. Felicitaciones.
k.