La semana pasada viajé a Huaral, situado a pocas horas de Lima. Conocí el Rancho de Robertín, un restaurante campestre, coronados como los reyes del chancho al palo.
El lugar, que es muy fresco, por ayuda de los árboles, tiene un mini zoológico por ver, hay dos llamas que comen pasto despreocupadas y dos águilas.
Aquí se puede apreciar cómo preparan al aire libre el chancho al palo (ver foto) con leña del lugar.
Como cortesía, recibimos un plato de arroz y carapulcra a la huaralina. Sabrosísimo.
Y llega el chancho al palo, acompañado de papa a la huancaína y una ensalada de nabo encurtido que combina muy bien con el cerdo.
También son expertos en cebiche de pato, de sabor a ají casero, acompañado de yucas cocidas. Hasta la cebolla es deliciosa. Sin duda es otro de los lugares que recomiendo ir. No me olvido de su vino, tan dulce, tentador.
Si quiere pasar momentos agradables en familia o amigos, uno de los lugares que recomiendo ir es sin duda Zorritos, en Tumbes. En especial para fiestas de fin de año. Es un lugar tranquilo, tiene playa, puede hacer fogatas de noche y su comida es excelente.
Lo que sí recomiendo, si quiere ir para temporada alta, reservar con anticipación hospedaje, ya que los precios suben considerablemente y es imposible encontrar sitio.
Entre sus atractivos está esta pileta que alude al hombre pescador. A su lado hay una embarcación hecha de madera que el visitante puede subir para tomarse fotos.
Además, Zorritos tiene uno de los mejores restaurantes y que es muy concurrido, El Brujo. Son especialistas en pescados, mariscos e inclusive tiene langostas al natural y en preparaciones diversas.
El Brujo, que tiene años de experiencia, participó en la Feria Perú Mucho Gusto de Piura hace poco, y lo que me encantó del lugar, además de su buena y fresca comida, es la piscina. Quienes más lo disfrutan: los niños.
Entre los platos que pedimos fue: ceviche mixto, chicharrón y arroz. Los tres estaban buenos. Como éra fin de año y había demasiada gente, se entiende que tuvimos que esperar por la entrega. El primer plato que llegó fue el chicharrón, crocante.
El arroz con mariscos, con un toque parecido al arroz chaufa, pero bueno.
Y el ceviche mixto, con un saladito muy tentador, como lo es la comida del norte peruano.
El fin de año que pasó estuve en Tumbes, una de las ciudades de la costa peruana, ubicada a unas horas de Piura. Dueña de playas hermosas, solitarias, de balnearios de pescadores como Puerto Pizarro, sus imponentes manglares y su comida fabulosa.
Con mi familia hicimos un tour en Puerto Pizarro, que costó cerca de setenta soles, que incluía servicio de guiado turístico por los manglares, el criadero de cocodrilos, el criadero de fragatas, la isla del amor (donde los turistas van almorzar y a pasar el día divirtiéndose con sus aguas limpias) -ver galería-. Pudimos ver la unión entre el río de tumbes y su mar.
Aquí, como hace mucho calor, los visitantes suelen tomar agua de coco y comer ceviche de conchas negras (sólo se obtiene de los manglares).
En la ciudad de Tumbes, fuimos a almorzar al Estadio, restaurante concurrido con más de 25 años de funcionamiento. Los taxistas y pobladores nos recomendaron este lugar. Así que fuimos. Pedimos ceviche mixto, majarisco (mezcla de plátano y mariscos) y chicharrón mixto. Los tres platos estaban buenos.
Nueve años después, he vuelto a este restaurante y el ceviche no ha cambiado en su frescura, sabor y sazón. Lo admito, es uno de los mejores ceviches que he probado del norte peruano. Su majarisco no estaba seco, más bien jugosito, como suele gustarme.
También cruzamos la frontera, llegamos a Aguas Verdes, cerca a Tumbes, donde el comercio es el corazón de la zona. El calor aquí es más intenso. Y el agua de coco, que también se vende aquí, ayuda en algo. Hay puestos de comidas ambulantes, combos mixtos, es decir, en un mismo plato sirven, según el gusto del cliente, ceviche, tallarines, papa a la huancaína, etc.
A pocas horas de la ciudad de Piura está Canchaque, un pueblito con clima agradable de sierra, con un camino de aroma a hojas verdes, gotas de lluvia y paisajes muy cerca a parecer un óleo.
Estamos en el autobús y por la ventana nuestra vista se despierta, los algarrobos se confunden con árboles muy parecidos a los que hay en la frontera de Tumbes con Ecuador, son verdes, gruesos y llenos de ramificaciones. Pero hay más, como Canchaque es un pueblo de altura, en el camino aparecen cerros altos que se topan con el cielo muy azul y las nubes blancas que avanzan hacia este lugar conocido como la suiza peruana y que se en neblina más tarde.
Siembras de uvas, maíz, mangos, deja el camino que pasamos. Y no me olvido de sus flores y sus rosas rojas y blancas. Lo más agradable es el clima, no hay sol, no hace calor, a pesar que estamos en verano, todo lo contrario, es un clima fresco, levemente templado que nos hace sentir muy bien.
Llegamos a Canchaque, nos alojamos en un hotel frente a esa plazuela que tiene una iglesia de amarillo tenue. El costo es por cama, veinticinco cada una, hay televisor con cable (sintoniza sólo 4 canales) y baño incorporado.
No hay un mercado, por lo cual frente a la plaza hay vendedores de frutas de estación. En Canchaque llegan los mototaxis, convertidos en tiendas rodantes de comida, sobre todo de carnes, tubérculos, verduras y granos.
La comida del lugar es muy casera, en Canchaque los restaurantes preparan menús que van desde su sopa típica a base de plátano y menestra, también preparan a pedido desde estofado de gallina con arroz y ensalada, cuyes fritos y los domingos su frito es de cerdo, plátano cocido y zarza criolla. Acompañado de un café del lugar aromático y delicioso.
Canchaque es un lugar muy apacible, sus habitantes son muy educados y siempre dan el saludo a quien encuentre por su camino. No existen amigos de lo ajeno en este lugar. Uno de los lugares al cual fui al día siguiente de mi llegada fue Los Peroles de Mishahuanca. Para llegar a estas cataratas, hay que seguir un camino de media hora. Contratamos a José, de 14 años, nuestro guía y que conocía a la perfección el sitio.
Como para Canchaque el verano es para ellos invierno por las lluvias, la vía para llegar estaba llena de lodo, era difícil, pero al llegar y tomar con mis manos el agua de las cataratas valió todo ese trajín. Sin duda es un uno de los lugares más bellos de Piura.
*Los buses que van a Canchaque se pueden tomar al costado de Civa en Ramón Castilla, al costado del puente. Su costo está entre los 15 a 20 soles.
El diario el Correo de Piura (24/12/2009) da cuenta del éxtito total que tuvo la feria Perú Mucho Gusto en Piura. El balance arroja cifras muy interesantes. Se vendieron nada menos que 17 mil platos de comida y asistieron más de diez mil personas y se recaudó cerca de 100 mil soles.
En la feria se vendió 17 mil porciones de comida: 950 platos de ceviche de conchas negras, mil 300 de seco de chabelo, mil 440 de cebiche norteño, 2 mil 70 platos de pato guisado, 500 arroz con pato, 700 tortillas de raya.
Para la preparación de estos platos, se empleó 650 kilos de pescado, 180 kilos de cebolla, 5 mil limones, 90 kilos de yuca, más de 6 mil conchas negras, 200 kilos de cabrito, 236 patos y 900 cangrejos.
Pero lo más importante, es que por primera vez Piura se convierte en sede de las regiones del norte peruano, además de promocionarse en la feria los destinos turísticos y culturales de Tumbes, Piura, Lambayeque y La Libertad.
Pasaba las hojas del libro y ese cielo tan azul de Piura me jalaba la vista. Me trasladaba en Oltursa, que de paso diré es uno de los mejores servicios que tenemos. Nos dieron manta, cojin para dormir, un libro para leer y una cena muy nutritiva y deliciosa (pollo en salsa de zanahoria y un arroz blanquísimo), bebida caliente de noche y desayuno en la mañana.
Ya en la ciudad del eterno calor, como es conocida y que extrañaba, di un paseo por su Plaza de Armas, la cual es limpia. Ahí estaba su iglesia imponente bajo un cielo que la engrandece; la estatua de La Pola, tan bella como siempre; los paisanos sentados en las bancas conversando y algunos vendiendo sombreros de paja y toquilla.
Piura está linda, como siempre y ahí estaba yo contemplándola. Y pensando en un ceviche de mero, tamalitos verdes y seco de chabelo. Pensando en mi próximo viaje, en Canchaque materia de un próximo post del blog.
El pasado 11 de diciembre se celebró durante tres días la feria Perú Mucho Gusto en Piura. Congregó a restaurantes y picanterías de todo el norte peruano. El ingreso al recinto tuvo un costo módico de tan sólo cinco soles. Y los piuranos pudieron saborear sus platos típicos del lugar y de los vecinos lugares de Tumbes, Lambayeque y La Libertad hasta las siete de la noche que duró el evento.
En el norte peruano se come muy bien y en la feria los comensales no sabian por dónde empezar. Sus magnas conchas negras que es puro manjar en los ceviches, arroces y al horno; tampoco me olvido de sus ceviches de mariscos, en exclusiva los langostinos tipo jumbo y blancos pescados saliditos del mar. Los contundentes secos de chabelo, seco de cabrito, tamalitos verdes, majado de yuca, la antigua sopa teóloga, la causa norteña, la tortilla de raya, son sólo algunos potajes de las cuales somos dueños.
A continuación un pequeño reportaje gráfico de lo que fue la feria Perú Mucho Gusto en Piura. Agradecemos a la fotógrafa Gracia Montero Wong por sus imágenes.
Este es un dato interesante para quienes gustan de los bocaditos japoneses de arroz sazonados con azúcar, vinagre y otros. El pack de rolls se pueden adquirir en las tiendas de Repsol y Primax. Su costo está por los 13 soles y vienen 8 rollitos con su punto de ají. Puede elegir entre pollo, pescado, langostinos y otros. La tentación pudo más y terminé comprándolos.