4 jul. 2009

Ceviche de almejas

Después de dos meses sin 'postear', debido a la falta de tiempo, el trabajo, las clases de la maestría, y la muerte de mi cámara de fotos digital -cayó al piso como veinte veces-, por fin hoy vuelvo a hacerlo y con la promesa de no abandonarlo. Esta vez hablaré de mi ceviche preferido, el mismo que me quita el sueño: las almejas.

Hoy tuve ganas de preparar un ceviche. Sí, también cocino, por eso tengo este blog. Usualmente las compraba en el Callao, doce unidades a cuatro soles; pero como ya me mudé a otro distrito, tuve que adquirirlas en Surquillo. Obviamente, por ser un mercado muy 'marketeado' -gracias al chef Gastón Acurio-, me costaron el doble; pero no por eso menos ricas. Al contrario, eran grandes, sabrosas, jugosas y frescas.

Es difícil limpiarlas, hay que tener paciencia. Y lavarlas varias veces, para que no quede residuo alguno. Se cortan tipo carne para lomo saltado -ver foto-. Se agrega sal, ají, culantro picado, cebolla roja cortada a la juliana (tiras largas y delgadas) o brunoise y jugo de limones frescos, se mezcla y listo, tenemos el ceviche. Es realmente fácil prepararlo, el tema es que hay que tener sazón. Si gusta puede incorporar glutamato monosódico (más conocido como ajinomoto, aunque subrayo este es uno de los secretos de los cevicheros) Este ceviche se sirve al instante y se acompaña con yucas sancochadas o choclo cocido.

¿Por qué me gusta tanto las almejas? Simple, porque su carne es blanca, suave, con un olor fuerte a mar, muy frescas y de sabor exquisito, que queda muy bien no sólo en los ceviches sino en las pastas, arroces, sudados, parihuelas, tortillas y todo lo que pueda imaginar.

Sacando costos, si tú lo preparas te sale aproximadamente doce soles; pero si vas a un restaurante el precio sube dos a tres veces. Así que sale a cuenta cocinar en casa!

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