30 set. 2007

¿Qué haría yo sin mi pavo?

¿Qué haría yo sin mi pavo? ¿Qué harían los piuranos si dejaran de probar la carne blanca de esta ave? Sin duda, las celebraciones no serían las mismas. Los matrimonios, cumpleaños, reuniones festivas serían aburridas y no tan agradables al paladar. Los tallarines se rebelarían y la ensalada rusa lloraría. Y todos los de mi pueblo también.

Y es que comer pavo ‘al horno’ en Piura es de por sí una costumbre muy propia de mi ciudad. No hay fiesta en donde no esté presente. En mi casa, por ejemplo y sin mentir, se come pavo con tallarines y chifles todos los fines de semana. Es un plato especial. Y está también en todos los ‘santos’ o cumpleaños. Para el matrimonio de mi hermano, igual. Para el primer añito de su hijo, obviamente. Porque llegué yo de Lima, claro.

De sólo imaginar una alita de pavo sazonada con ají panca, acompañada de tamalitos verdes piuranos, de maíz pelado o mote, tallarines, ensalada rusa, o chifles redondos se me hace agua la boca. Y es que claro, en Piura, los acompañantes sobran. El pavo cae deliciosamente, súper bien con todo. E inclusive me atrevería a decir que después de saborearlo, todos los huesitos quedan limpios y el plato blanquísimo. Es así de correcto.

Allá en mi tierra, hay expertas en cocinarlo. Se les llama ‘paveras’ y tienen sus puestos, algunas al aire libre, con mesas, sillas, con su foco amarillo en la pared. Como aquellas que están ubicadas en la Av. Bolognesi. Otras, tienen sus restaurantes, como la señora que está al costado del teatro municipal de Piura. Déjenme decirles que tiene unas manos de ángel. Vende unos tamales de mote de señor y Padre mío y es dueña de una sazón absolutamente impresionante. Y ella vende todos los días, a partir de las 7 p.m. Y es que el pavo también se come diariamente, y en horas de la noche, mucho mejor, con café recién pasado.

En los poblados alrededor de Piura, se acostumbra a macerarlo de un día para otro, y se envía a cocerlo en hornos de barro con leña de algarrobo, por lo cual su sabor es mil veces más exquisito ya que todos los sabores se compactan con el olor de la leña. Y por ende, se saborea más y más.

Como yo estoy en Lima, y aquí ningún restaurante lo vende, sueño con regresar a Piura y comerlo. Pero gracias a Dios ayer llegó otra encomienda de mi madre. Y obviamente todo lo que me manda es comida preparada (también está la carne seca, chifles, carne aliñada y dulces). Y el más importante de todo, un pavo entero como para que deje de soñar. Tanto es mi gusto por esta carne, que suelo comerla inclusive en el desayuno (ver foto de pan con pavo, que yo misma preparé), almuerzo y cena. Y es que sabe muy bien.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

no soy de Piura pero tengo los mejores recuerdos de esa hermosa ciudad y vivi alla desde los 5 anos de edad hasta los 12,tengo 39 ahora y vivo en los Estados Unidos y lo que mas extrano es la comida espicialmente los tamalitos verdes y los saguchitos de pavo que soliamos comer con toda la familia al lado del cine municipal.me dio mucho gusto encontrar esta pagina recien la voy a leer pero se que me va a gustar .gracias por dejar saber al mundo lo que es Piura y su comida