24 dic. 2006

Limeños siguen comprando a pocas horas de navidad


Faltan pocas horas para navidad y los limeños siguen haciendo compras. Acabamos de regresar del mercado central y la gente aún sigue buscando regalos para la familia. Como dice El Comercio, los peruanos somos tromes en hacer todo a última hora.

Estuvimos en la calle Capón y la gente hace fila para comprar pato asado, pavo asado (ha subido a 25 soles el kilo) al estilo oriental.

Los juguetes, artículos navideños, ropa y alimentos son lo que compra el público según hemos visto hoy.
Entre los lugares más concurridos por los limeños aparte del Mercado Central está Mesa Redonda, Polvos Azules y Gamarra. Los precios son más cómodos indudablemente.

23 dic. 2006

Pavo baja de las nubes!


Era de esperarse. El precio del pavo va por las nubes. Ha subido de 9 soles a 12 el kilo. Ayer estuvimos en el mercado central de Lima y lo constatamos. Pero eso no es todo. El pavo criollo, ese que es más rico para hornear y comer con ensaladita rusa, arroz árabe o tallarines, está a 14 soles el kilo. Nada menos. No hay rebaja. Así están los precios. Así duelen los bolsillos.

Y hay más gastos para dejar rotos los bolsillos: los regalos para los pequeños. Caray, pero si tengo tantos sobrinos! Y los precios siguen subiendo en los centros comerciales!! Es por eso que la gente va al mercado central, hay tantos 'huecos' para ir, aunque tanta gente que aprieta, empuja y empuja que me mareo!

Las amas de casa ya están preocupadas con tanta subida de precio. Tanto así que en el diario Correo se dice que ellas preferirán comer pato en vez de pavo. Aunque no es lo mismo. Para nada. Navidad sin pavo no es navidad. ¿Sí o no?

21 dic. 2006

Caminando por el barrio chino peruano

"Libros" a diez soles, Paulo Coelho, Jaime Bayli (..)" Continúa gritando una vendedora. "Vestidos para muñecas", "siu mai calientitos", ¿Buscas librería?, gritan otras. Estamos en la puerta de Capón, el barrio chino del Perú, uno de los más antiguos de Lima, el mismo que en el siglo XIX llegaron los hijos de oriente, descendientes de los trabajadores coolies para quedarse.

En la entrada, ese imponente arco chino, de columnas rojas llama la atención. Inaugurada en 1971, donada por el Gobierno de Taiwan, es el ingreso a ese pequeño mundo de inciensos, siu mai, patos, tofu, dragones, librerías, chifas, caminantes apurados, vedendores.

Continuamos caminando, pero es difícil ir por esa pequeña cuadra que es Capón. Sobre todo a pocos días de navidad. Hay mucha gente. Gente aglomerada frente a un stand de color rojo. Se lee el horoscopo chino. Y con sólo mirarte a los ojos y tomar tu mano, un chino de cabello largo sonriente te dice tu pasado, presente y futuro. Más gente frente a él.

A paso lento vemos en distintas vitrinas de los chifas* y bodegas pollos asados, patos, salchichas chinas, bocaditos chinos, dulces y salados. Todo nos jala la vista. Hay numerosas bodegas, incluso hay dos supermarket (en la calle Paruro) llenos de productos llegados de oriente, encontramos espadas y esculturas imponentes. Hay de todo, desde platos, palitos chinos, accesorios para chifas, lámparas, sandalias, vestidos, periódicos, revistas, hasta sopas instantáneas, fideos , salsas, huevos de mil años, etc.

Hay tantos chifas para ir. En realidad hay más de seis mil chifas en Perú. Están los de pecios módicos, los que venden menú, que va desde seis a nueve soles. Viene sopa wantan o enrollado primavera de entrada, nos explica la anfitriona de un chifa con vestido rojo y palitos en su cabello. Y de segundo arroz chaufa + lo que quieras. A escoger entre pollo chi jau kai, tallarin con pollo, o a lo "combinado", que es de todo, más un etcétera.


También están los chifas famosos, con precios más altos, como el wa lok, el Salón Capón, San Joy Lao -uno de los chifas más antiguos-, entre otros. Ofrecen platos a la carta, comida especial cantonesa; como también banquetes. Es muy usual que te canten feliz cumpleaños en chino, en caso de almorzar ahí con tu familia y/o amistades.


Un poco de historia.-

Capón nació en el siglo XIX, los auténticos comerciantes chinos que descienden de los antiguos 'coolíes' llegaron a Perú a trabajar en las haciendas. Despúes de terminar su contrato laboral alquilaron un lugarcito en el hoy llamado barrio chino. Y desde ahí se multiplicaron. Vendieron, abrieron bodegas, cocinaron. Se quedaron.


En un inicio, según el libro Los chifas en el Perú, de Mariela Balbi, les fue difícil a los peruanos comer la comida de los chinos de Capón. No se acostumbraban. Incluso hubo racismo. Se les acusó de carecer de limpieza. Pero eso pronto cambió. Los peruanos acudieron a comer con más frecuencia, en masa. Incluso las familias de alto nivel socioeconómico de la época tenían como cocinero a un chino.

Enseguida los chinos se unieron en familia, trabajaron duro y adecuaron su sazón con la criolla, con la peruana. Y uno de los primeros platos que nació de esa rica mezcla es el arroz chaufa, que en realidad es arroz cantonés; pero que en Perú le dieron ese nombre a ese plato tan delicioso preparado con salsa de soja o sillao y kión. Luego nació el lomo saltado, entre otros.

Bocaditos chinos, una pasión.-

Sigo caminando por la calle Capón. En la esquina, al terminar la calle veo nuevamente gente aglomerada. Todos piden los siu mai del chifa "Tok Kim", bocaditos salados hechos a base de carne, envueltos en masa y llevados al vapor. Y yo también quiero uno.

Pero hay más. Están las tartaletas de leche asada, empenaditas picantes, las criollas alitas y piernitas de pollo crocante, min pau, etc.

Tal es el 'boom' de la comida china-peruana que hoy los chifas se están expandiendo a nivel internacional. Ya hay chifas en Ecuador, en Chile, Bolivia y pronto en Estados Unidos y Europa.

Sin duda alguna los chinos, esos que vinieron en el siglo XIX al Perú, y que llegaron para quedarse, gracias a ellos y a sus sucesores tenemos un magnífica comida: el chifa peruano.

*Chifa: Los chinos en Perú cuando llamaban para comer decían ‘chi fan’, que quiere decir “comer arroz”. Así nació el chifa en nuestro país.

19 dic. 2006

Piura necesita 80 millones para enfrentar al Niño


Para el verano del 2007 se ha pronosticado la llegada del Niño en Piura. ¡Otra vez! Y para ello la región requiere un mínimo de 80 millones de soles para enfrentar este fenómeno de la magnitud de los ocurridos en 1983 y 1998 como lo señala Correo.

Era 1998. Estaba en la Universidad. Dos puentes destruidos. En las casas había angustia, madres, padres preguntando por sus hijos, por sus hermanos. Los puentes se habían caido. Hubo muerte. Casas destruidas. Apagones constantes. Piura no estuvo prepararda para enfrentar este fenómeno.

Las colas eran interminables para poder pasar el puente colgante. Por otro lado, el puente Sánchez Cerro peligraba. Siguieron momentos de angustia. En las clases sólo escuchaba el sonido de la lluvia y los truenos.

Aunque por lo pronto hoy las lluvias son esporádicas aún, sería bueno que los piuranos desde ya tomen precauciones. Para que no vuelva a pasar lo mismo que ocurrió años anteriores. Esta es la gran tarea que tiene el nuevo alcalde Aguilar; pero sobre todo, de nosotros mismos.

15 dic. 2006

Año nuevo: Loving Máncora

Si quicieramos humanizar a Máncora, éste sería un rasta joven rico con cabellos largos y rubios como los rayos de sol en el ocaso, que escucha y reescucha a Bob Marley, que usa chancletas, que sueña con el monte Zion, que mira su reloj caro, que viste bermudas floreadas, que es de profesión tablista, que relame langostas y que dice 'paz y amor' a todo el mundo sin discriminar.

Lo pensé y sonreí mientras miraba ese marcito, mientras miraba a Máncora. Era fin de año. Y la verdad, no había ni un sólo lugar donde alojarse. Más gente llegaba a la playa. Los precios de los hoteles subieron al 100 % y no había donde pasar la noche.

Te vendo esta carpa, me dijo una chica con cabellos al estilo rasta sin zapatos, no hay ningun hospedaje, volvió aclarar; mientras esperaba a su novio, un gringo también descalzo. Después de entender que no la quería, ella se marchó para venderla de alguna manera y como sea.

Seguía mirando el mar y ahora le tocó el turno a un vendedor de pan. Al menos eso entendí cuando lo ví acercarse con una canasta. Pero pronto comprendí que no vendía ni pan, ni galletas. "Amiga, ¿quieres cookies"?, preguntó muy sonriente. ¿A qué le llamas cookies?, respondí. "¡Tengo de la buena!", aclaró. ¿Te animas?". Me reí. No lo podía creer, que me ofreciera cookies y de la buena un señor disfrazado de panadero, en plena playa en horas de la tarde.

Después de reirme buen rato con lo del panadero, el ambiente se iba poniendo. Más gente llegaba a Máncora, sin hospedaje y muchas carpas alrededor de la playa, gente bebiendo, rastas fumando y riendose de la nada, gente armando sus fogatas. Ya era de noche. Música por todos lados.

Diez minutos......cinco minutos...un minuto....doce de la noche. ¡¡¡¡¡¡Felíz año nuevo!!!!!, todos gritaban, aplaudian, corrían sin destino, se abrazaban, se tiraban al mar para bañarse, fuegos artificiales, música a más volumen por todos lados. Nadie quería dormir y nadie durmió esa noche. Era año nuevo en Máncora y yo estaba feliz de estar ahí. Porque quiera o no, en Perú fin de año es Máncora y Máncora es gente, 'gentita' que ama a Máncora.

13 dic. 2006

Recuerdos de comida china



Revolución de sabores, equilibrio total, comida sana, tradición, mi familia. Eso es para mi la comida china.

Desde que tengo memoria recuerdo ver a mi familia preparar comida china. De la cocina salían humeantes pichones, pollos, patos, cerdo, camarones, chitas, etc. con un colchón de verduras y su salsa de soja y kión. Desde pequeña he saboreado la salchicha china, que le da un toque especial al arroz, huevo a vapor, tallarines, wantanes, rollitos y demás.

He caminado al lado de mi madre, desde que tenía 5 años, por la calle Capón de Lima. Ella echaba en su bolsa salsas como hoisin, ajonjolí, etc., tallarines, dulces de almendras secas, galletas, etc. Sabores todos que reconocía. He comido bocaditos dulces y salados. He tomado sopas. He comido pato, chancho, pollo asado. Y puedo asegurar que la comida china es una de las más espectaculares que fue, que es y que será.

Visitar a mis tías abuelas era toda una aventura. Su casa estaba llena de fotografías antiguas de nuestros descendientes, todos chinos. Con sus manos preparaba deliciosos platos, sobre todo está en mi memoria aún ese pollo crocante preparado con canela china que le daba un sabor muy suyo. He comido tanto arroz chaufa en mi vida que aprendí a cocinarlo con facilidad de sólo verla cocinar. He ido a asociaciones chinas, ví a niños jugando y riendo.

En Piura la única comida china que comía era la que preparaba mi madre. No existían chifas en ese entonces. Pero pronto todo esto cambió. Hoy existen Chifas, está el Cantón, uno de los mejores de la ciudad. Incluso en Cusco ya existen chifas. Y en Lima hay tantos chifas para ir que me quedo corta de enumerarlos. Tal es la afición de los peruanos por esta comida que en la avenida Sucre de Pueblo Libre hay chifas en cada cuadra.

Hoy me sigue gustando visitar la calle Capón. Me gusta comer en el Salón Capón. Descubrir tantos insumos, tantos sabores viejos y nuevos que me recuerdan a mi familia.

Fotos: Album familiar.
Primera imagen: Uno de mis tíos abuelos abre un chifa en Lima.
Segunda imagen: familiares comiendo en un chifa en la calle Capón.